Justicia

Dentro de cada uno de nosotros, existe una profunda conexión con la corriente de la vida, una corriente que fluye con humildad y sin pretensiones. A veces, tendemos a creer que el mundo está en nuestras manos, como si fuéramos capaces de aniquilarlo o salvarlo a nuestro antojo. Pero, en realidad, todos estamos inmersos en esta corriente, siguiendo su curso.

Esta comprensión nos lleva a dejar atrás la arrogancia y la soberbia, a reconocer que no somos los directores de esta Gran Obra, sino participantes que navegan por sus aguas con respeto y gratitud.

Cuando nos encontramos en situaciones de violencia, es natural que surjan emociones primarias, como el miedo y la ira, como una respuesta de supervivencia. Sin embargo, cuando caemos en una escalada de violencia, ya no estamos experimentando estas emociones de manera auténtica, sino que estamos siendo arrastrados por respuestas automáticas que pertenecen al inconsciente familiar.

Puede que tu respuesta automática surja como un deseo de venganza o de culpar al otro siempre. A menudo, resulta más sencillo imitar a nuestros antepasados que estar en el presente y actuar desde un lugar adulto. Vivir desde el adulto implica asumir la responsabilidad de nuestras acciones y emociones, sin culpar a otros.

Hoy, tus ancestros te hacen un llamado a la liberación de estos sentimientos negativos que te lleva al presente y te permite tomar decisiones basadas en la sabiduría del adulto, no en las reacciones automáticas. Entonces, cuando te encuentres frente a alguien que sientes te ha causado daño, puedes decir: "Reconozco tu humanidad, así como la mía. Dejo atrás la necesidad de venganza y abro mi corazón a la comprensión y el perdón. En este equilibrio, encuentro mi poder y mi paz."

Que esta comprensión te guíe hacia una vida en la que la humildad, la conciencia y el amor florezcan en cada interacción.